Ideología y política en Star Wars, Parte II: La Guerra de los Clones - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

miércoles, 8 de mayo de 2013

Ideología y política en Star Wars, Parte II: La Guerra de los Clones




En la entrada anterior analizamos a la República Galáctica como un democracia en decadencia. En esta ocasión veremos cómo esta democracia se transforma en una tiranía.

A muchos fans de SW les molesta el contenido político de la saga, sienten que está fuera de lugar en una historia de fantasía épica y, me imagino, hubieran preferido que el plan de Palpatine para convertirse en Emperador de la Galaxia hubiera sido más clásico y sencillo, tipo "Voy a crear un ejército de Uruk-Hai y a lanzarlos sobre la Tierra Media", en vez de las sutiles y maquiavélicas maquinaciones de Palpatine.

De lo que no se dan cuenta es de que los planes de Palpatine son en realidad jodidamente brillantes, y que si ustedes se alucinaron con los comploteos del Joker y de Loki es porque no han estado poniendo atención a las últimas ocho horas de precuelas de Star Wars. Porque una democracia no se convierte en totalitarismo no más por llegar Voldemort con sus mortífagos y asesinar a medio mundo.

Se requiere de eliminar a los poderes fácticos rivales, de crear el ambiente social adecuado, de obtener el apoyo de sectores poderosos, de hacerse con el control de las fuerzas armadas y las instituciones políticas. Y qué mejor forma de lograrlo que con una guerra civil.

LA GUERRA DE LOS CLONES
El fin de la democracia


Decíamos que en la República existían diversos poderes fácticos, además del gobierno (Senado, Cancillería, Cortes): los Jedi, las organizaciones criminales y, sobre todo, las corporaciones. La corrupción de la República y la debilidad de los últimos gobiernos había permitido, para tiempos de Episodio I, que corporaciones como la Federación de Comercio adquirieran un poder tal que ponían en peligro la democracia y a veces de plano la nulificaban. Su reacción desproporcionada a los intentos de la administración de Finis Valorum de taxar las rutas comerciales para reducir su poder es el mejor ejemplo de lo dicho.

Con el ascenso de Palpatine a la Cancillería, comienza su gobierno de "hombre fuerte" que va concentrando el poder en su persona. Esto pone en peligro la cuasi omnipotencia de la Federación de Comercio, así que tiene que buscar una salida alternativa...

Por si el discurso anticorporativo de Lucas no había quedado claro al hacer de la Federación de Comercio el villano del Episodio I, en el Episodio II conocemos a sus aliados: otras corporaciones trasnacionales (o interestelares, da igual): el Clan Bancario, el Gremio de Comerciantes y la Tecno-Unión [ya había hablado de las corporaciones de la ciencia ficción aquí)


No sé ustedes, pero sus nombres hasta me recuerdan a instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y Organización Mundial de Comercio. Puede ser mi idea, pero parece que aquí Lucas está queriendo decirnos algo, pues han sido constantes las críticas contra estas instituciones, acusadas de, a cambio de ayuda financiera, imponer en los países en vías de desarrollo medidas políticas y económicas que favorecen a las corporaciones trasnacionales del Primer Mundo y así minimizan o nulifican la democracia verdadera en dichos países "ayudados".

Pero, como mi amigo Moisés me ha hecho notar, esas instituciones supranacionales no son precisamente corporaciones, y las de Star Wars se parecen más bien a entidades como la Compañía de las Indias Orientales, que en su momento de apogeo llegó a ser corporación más poderosa que jamás haya existido, y también contaba con un ejército propio y la facultad de conquistar y administrar sus propias posesiones coloniales.

En fin, para organizar a estas corporaciones llega el Conde Dooku, antiguo Jedi, que le propone a la Federación unirse a una entidad política independiente de la República: la Confederación de Sistemas Independientes. Dooku manifiesta un compromiso absoluto con el capitalismo. Y no es choro mío, en la novelización del Episodio II lo dice con todas sus letras. Es decir, Dooku les prometía la creación de una entidad fundamentada en el capitalismo irrestricto en la cual las corporaciones podrían perseguir sus fines a sus anchas y sin intervención de ningún estado. El sueño de gente como Nute Gunray y Milton Friedman.


Tampoco es casualidad que Lucas nombre a esa entidad la Confederación, o simplemente los Separatistas, en paralelismo con la Confederación de Estados de América, el nombre oficial de la facción sureña esclavista y separatista en la Guerra Civil Americana (uno de los temas históricos que más le apasionan, según declaraciones del mismo Lucas), como si quisiera hacer un paralelismo entre los sureños que querían "ser libres para poder seguir practicando el esclavismo", con las corporaciones que quieren "ser libres para poder seguir practicando el capitalismo salvaje".

La República, claro está, no tiene ninguna intención de dejar que casi la mitad de sus sistemas la abandonen. Los Jedi, sin embargo, no son suficientes como para luchar en una guerra a gran escala, y entonces la República depende del ejército de clones creado en el mundo exterior de Kamino, supuestamente mandado a hacer por el Jedi Syfo-Dyas 10 años antes (es decir, para tiempos de Episodio I). Así comienza la Guerra de los Clones, entre la República Galáctica y la Confederación de Sistemas Independientes, que arrasaría la Galaxia de un extremo a otro durante tres años.

Ahora bien, en las precuelas parecería que son precisamente estas corporaciones las que encabezan a la Confederación, pero a partir de la serie de Clone Wars se nos da a entender que el panorama es un poco más complejo. El movimiento separatista en realidad está conformado por miles de sistemas que se han desencantado de la República, y no es para menos, pues ésta es una entidad corrupta y supremacista.


Dooku había sido llamado por los separatistas para fungir como estratega militar, pero no como gobernante, pues existía un Senado de la Confederación. Fue él quien había conseguido el apoyo económico y militar de las corporaciones a cambio de las promesas de "capitalismo irrestricto". Además, el papel oficial de éstas quedaría un tanto ambiguo a los ojos del público, con la Federación de Comercio y el Clan Bancario fingiendo neutralidad en la Guerra de los Clones

La idea es que había causas muy legítimas y nobles para que la Confederación quisiera escindirse de la República, pero rápidamente fue cooptada por Dooku y las corporaciones, cuyos ejércitos se encargaron por completo del esfuerzo bélico, sin que el Senado tuviera voz ni voto. Las fuerzas separatistas ocuparon mundos de la República contra su voluntad, ya sea por sus recursos o sus posiciones estratégicas. En los mundos ocupados, la Confederación cometió toda clase de crímenes de guerra, tales como asesinatos en masa, esclavización de los habitantes, uso de armas experimentales, tortura y ejecución de prisioneros de guerra, y demás. Es decir, es evidente que en la Guerra de los Clones, los separatistas son "los malos".

Pero resulta que (chan, chan, chan) ¡todo era plan de Palpatine! El Conde Dooku era en realidad un Sith que había adoptado el nombre de Darth Tyrannus, y era el aprendiz del Señor Oscuro, el mismo Darth Sidious / Palpatine. Es más, fue Dooku quien asesinó a Syfo-Dyas, se hizo pasar por él y ordenó la creación del ejército de clones (para lo cual contrató a Jango Fett). Dooku, líder militar de los separatistas, en realidad estaba trabajando para Palpatine. O sea: con la Guerra de los Clones, Palpatine se había creado un conflicto bélico en el cual él controlaba ambos bandos. Fucking brilliant!


¿Y para qué? ¿Cuáles eran los propósitos de Palpatine al hacer estalla la guerra? ¿Qué ganaba? Lo siguiente:

1.- Eliminar a los poderes fácticos rivales.

A) Para asegurar la destrucción de las corporaciones, Palpatine debía no sólo lograr su derrota, sino que la guerra se prolongara lo más posible para acabar con todas sus fuerzas. Al final del conflicto, no sólo sus ejércitos habían sido prácticamente aniquilados (incluyendo las muertes de sus líderes militares, Dooku y el general Grievous), sino que Palpatine envía a su nuevo aprendiz, Darth Vader, a asesinar a los líderes de las corporaciones, con todo y que éstos ya sólo querían rendirse. Además, los mundos separatistas fueron duramente castigados por el naciente Imperio Galáctico. Después de tres años de guerra, el principal poder rival de Palpatine dejó de existir.

B) Aunque los Jesi no intervenían en los asuntos públicos y, en su compromiso total con la democracia, respetaban las decisiones del Senado, aunque no estuvieran de acuerdo con ellas, también tenían grandes poderes en la República. Al inicio de la Guerra de los Clones, sólo existían unos cuantos miles de caballeros Jedi distribuidos por la Galaxia. Sin embargo, Palpatine sabía que los Jedi, por ese mismo compromiso con la democracia (y por el detalle de que Palpatine era un Sith), no le permitirían establecer su dictadura. Necesariamente debían quitarlos del camino para cumplir sus propósitos. Con la Guerra de los Clones, no sólo muchos Jedi murieron inevitablemente en el campo de batalla, sino que se mentuvieron alejados de la Coruscant, la capital, y aislados unos de otros. Más importante aún, se encontraban rodeados por los clones, los cuales sólo estaban esperando la Orden 66 para ejecutar a los Jedi. Después de tres años de guerra, bastó que se diera esa Orden para que los Jedi fueran exterminados casi por completo (los supervivientes fueron cazados y eliminados en los años que siguieron).


C) Queda otro poder fáctico: las organizaciones criminales. Las principales en la Galaxia eran Black Sun y el Clan Hutt.  La trama de la película animada Clone Wars consiste precisamente en el intento de Sidious y Dooku por meter al Clan Hutt a la Guerra de los Clones en contra de los Jedi, seguramente con la intención de debilitar o eliminar a esta organización criminal. El plan no funcionó, y los Hutt mantuvieron su neutralidad durante la guerra, pero permitiendo que la República usara sus rutas comerciales para abastecer a sus tropas (así, de cierta forma, los Hutt se colocaron en el lado ganador). 

Según el viejo canon, Black Sun fue neutralizado en tiempos de Episodio I por Darth Maul (momento geek: ¡tengo ese cómic firmado por Ray Park!). Según el nuevo canon, Maul no sólo fue por Black Sun sino por todas las mafias galáticas, y no las diezmó sino que tomó posesión de ellas en tiempos de la Guerra de los Clones. Para entonces Maul se había liberado de la tutela de Sidious, y con diversos altibajos, su megamafia constituyó un poder paralelo al político. El que la República, y después el Imperio, se vieran obligados a negociar con las mafias habla del inmenso poder que seguían teniendo (en la película de Solo Dryden Vos, terrateniente de Mual, asesina impunemente a un oficial imperial). Pero, por lo menos, no significaron un obstáculo para que Palpatine se hiciera con el poder absoluto y estableciera el Imperio.


2.- Quizá lo más obvio: hacerse de un ejército a su disposición. No existía un ejército para la República. Cada planeta tenía sus propias tropas, y la única fuerza militar para la República en su conjunto era la Orden Jedi. Las fuerzas armadas más poderosas eran los ejércitos de droides de las corporaciones. Palpatine necesita las suyas propias y necesitaba que estuvieran a sus órdenes. De allí que mandara a crear a los clones. ¿Pero cómo justificar y legitimar su existencia? ¿Cómo distribuirlos de una buena vez por toda la Galaxia? Fácil: se necesitaba una situación de guerra. Ante el peligro que significaban los Separatistas, los senadores brindaron a Palpatine poderes especiales, lo que le permitió crear el Ejército Republicano (después Imperial). Al final de la Guerra de los Clones, Palpatine disponía de una gran fuerza militar que actuaba bajo sus órdenes, operaba en toda la Galaxia y había destruido a todas las otras fuerzas rivales.

Además, si en un principio los Jedi eran los generales de las tropas de clones, como no se daban abasto y caían muertos en batalla, su lugar fue poco a poco ocupado por oficiales militares, que no eran ni clones ni Jedi, y que después ocuparían altos cargos en el ejército imperial. 

(Lo único que me pregunto es cómo los Jedi no sumaron dos más dos y no se preguntaron algo así como: "Hey, si Jango Fett fue contratado para crear a los clones, y era el guardaespaldas de Dooku, ¿cómo fue que Dooku no sabía de los clones? Y si él sabía..." En fin, que no era difícil llegar a la conclusión adecuada. Supongo que el Lado Oscuro realmente los había cegado.)

3.- Más sutil y más importante, la Guerra de los Clones fue el pretexto que Palpatine necesitaba para concentrar más y más poder en su persona. Con esa situación de crisis, los ciudadanos de la República se volvieron hacia el "hombre fuerte" que era Palpatine y le concedieron poderes emergentes y extraordinarios (a los que él juró renunciar acaba la crisis, algo que obviamente no hizo).

Éste es el punto más importante de nuestro tema de hoy: Con esta línea argumental, Lucas advierte del peligro de renunciar a la libertad a cambio de la seguridad (como diría Benjamin Franklin). En situaciones de crisis, ante el miedo que produce un enemigo, los pueblos depositan confianza en sus líderes, pero esa confianza se vuelve peligrosa cuando se le dota al líder de poderes que nadie debería tener.


Esos poderes incluyen gobernar por decreto, sin necesidad de la aprobación del Senado (la primera acción de Palpatine con sus nuevos poderes es crear el Ejército Republicano, algo que antes sólo habría podido hacer el Senado). Con cada vez más poder, el gobierno de Palpatine tiene la facultad de vigilar a sus ciudadanos en busca de acciones y expresiones que se podrían juzgar poco patrióticas.

No es de a gratis que algunos críticos hayan relacionado el discurso de Lucas con la era de George W. Bush, en la que, ante el fantasma del terrorismo, se le dieron poderes extraordinarios al gobierno para vigilar a los ciudadanos estadounidenses, como con el infame Patriot Act. Es más: en uno de los cómics de Clone Wars (ahora descanonizado) aparece que Palpatine había hecho un decreto (con el apoyo incondicional del Senado) que era idéntico a dicha "acta patriótica". Y no es que Bush o Palpatine lo hubieran impuesto por la fuerza; la ciudadanía estaba tan atolondrada con el asunto de la guerra, que de verdad consideraba que lo patriótico era renunciar a las libertades individuales, y los políticos y la burocracia estaban tan corrompidos por promesas de mayor poder, que fue posible.

La lenta transformación de la República se da a lo largo de la Guerra de los Clones. En el Episodio III, Padmé Amidala ya se daba cuenta (se lo dice a Anakin) de que la República se estaba convirtiendo en aquello mismo contra lo que se había luchado. En escenas editadas del Episodio III se menciona que Palpatine había designado jefes militares para supervisar ciertos sectores de la Galaxia. Padmé y otros senadores protestan por la imposición de estas nuevas autoridades, no electas por el pueblo, sino designadas por el Canciller Supremo. Es en este grupo de senadores, que temen por el destino de la democracia republicana, en donde se encuentran las semillas de la futura Alianza Rebelde (pero ésa es harina de otro costal).

Después de la Orden 66, el recién fundado Imperio justifica la matanza de Jedi con la absurda idea de que éstos estaban conspirando para tomar el poder en la República. Y la gente se lo traga completito, o finge creérselo por conveniencia o miedo. Porque toda dictadura necesita su teoría de la conspiración que justifique el poder creciente del tirano para "mantener protegida a esta sociedad" (esta línea es del mismo Palpatine, del momento en que se proclama el Imperio).


Y es que, a fin de cuentas, Palpatine toma el poder con el apoyo del pueblo, que lo aclama y vitorea. Como Hitler, que escaló en el poder poco a poco, ganándose el apoyo de las masas que estaban locas por él, gracias a sus malignamente brillantes campañas de mercadotecnia política. O Julio César o Napoleón o Nixon, a quienes Lucas menciona como ejemplos de figuras autoritarias que aprovechan tiempos de crisis para llegar al poder y que después socavan la democracia. O, guardando las distancias, como Bush, que ganó dos presidencias y concentró el poder, aprovechando la paranoia patriotera que barrió el país tras el 11 de Septiembre.

Porque ésa es la lección más valiosa que nos deja Lucas en el Episodio III, en que, tras el fin de la Guerra de los Clones y la masacre que fue la Orden 66, surge un Imperio fundamentado en la matanza, mientras los senadores aplauden y repiten el nombre de su caudillo: "¡Palpatine! ¡Palpatine! ¡Palpatine!": La tiranía triunfa cuando los ciudadanos renuncian voluntariamente a sus derechos civiles. La libertad muere bajo el estruendo de un aplauso atronador.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya que mencionas de pasada a Milton Friedman, el idolo de los neoliberales, ojalá puedas hacer una entrada sobre los economistas de renombre y su legado en la economia actual.

Saludos

AM dijo...

Es cierto, el plan de Palpatine fue brillante pero una vez que llegó al poder parece que también perdió brillantez.
Los paralelismos con los tiempos en que se forjaron estas peliculas las marcaron, más alla de su calidad u otra característica, pero resultan bastante acertados.
Lo terrible es darse cuenta que con un buen marketing un tirano llega al poder apoyado por el pueblo y no conquistando por la fuerza contra lo que muchas otras historias pretenden hacernos creer. Pero de hecho las mejores tiranías funcionan de manera populista dandole al pueblo lo que quiere y no lo que necesita, y creando un enemigo tan poderoso como intangible, en la que cada sombra puede ser su aliado. Y solo el tiempo, ese gran e imparcial juez, muestra la verdadera naturaleza de tales regímenes.
Con respecto a los soldados, resultaba chocante si has visto la serie de la guerra de los clones, como tras haber compartido con los Jedi, los soldados los masacraron sin ninguna clase de remordimiento. Lamentablemente ese comportamiento ha tenido antecedentes en la realidad.
Excelente análisis como siempre.

Gary Rivera dijo...

Caray, impresionante, pues mira que yo me quejaba de lo mucho que abarcaban los temas politicos en algunos libros de star wars, pero has hecho que todo calce muy bien! Uuuuf ya quiero leer la otra entrada!!!

Sir David von Templo dijo...

Guau, me cae que si hubiera estudiado ciencias políticas, yo haría mi tesis sobre Star Wars… Es increíble la cantidad de situaciones que Lucas fue capaz de capturar en su saga. No me queda duda de que, a pesar de ser un capitalista mercanchifle, el cabron sabe de lo que habla… Ni pedo, en algo tenía que hacer pendejadas el señor.

Saludos :D

Anónimo dijo...

En realidad fue el maestro sith de palpatine el que ideo el plan y se lo dijo a el,pero por la regla de 2 de un sith lo mato y al principio llevo a cabo el plan con darth maul y despues con el conde dokuu,Jango fett fue un cazarecompensas que la republica buscaba por sus antecedentes no por que fuera aliado de dooku,y este lo escogio de entre varios mandalorianos y jango paso unas duras pruebas para ser la plantilla de el ejercito de la republica,en cuanto a el consejo de separatistas fueron los primeros que pensaron revelarse de la republica,pero aun asi me ha gustado el post

Alberto Cruzado dijo...

Magnífico comentario. Siempre supe que la saga de Star Wars daba más de sí, y desde luego, tu buena argumentación demuestra ese punto.
Comentaste que la moraleja de Star Wars (seguridad sobre libertades: MAL) es contraria a la de la trilogía del Batman de Nolan. No creo que fuera así. Su moraleja es "Un individuo con poderes extraordinarios para situaciones límite, si pero......"
De hecho, en la segunda peli, el Caballero Oscuro, el Batman anda detrás todo el rato del fiscal Harvey Dent por que lo considera mejor ejemplo y lo que le gente debería admirar y seguir, más que él.

Salvo esta puntualización, pienso que este tema que has sacado de Star Wars (seguridad vs libertad) es algo connatural a las pelis de superheroes (todas tienen a un individuo con habilidades extraordinarias que desean usar por una buena causa, similar al comentario que hiciste de los jedis vs sith) y sin embargo, no recuerdo muchas pelis de superheroes que usasen ese tema que es, repito, básico en ellos, salvo la trilogía de Nolan, watchmen y la segunda película del Capitán América, que si que lo usan, todos los demás no.

Fungo dijo...

Comenté en la parte anterior de este blog lo del FMI, la OMC... Cuando aún no había leído esta parte. Me alegra ver que compartimos perspectiva.

Por añadir algo a mi otro comentario y en referencia a algo que escribes aquí. Los poderes fácticos suelen acomodarse a los flamantes regímenes totalitarios, normalmente parte interesada de su auge.

Algo que me decepciona de nuestros héroes, la Orden Jedi, y que podemos ver en las precuelas, es que se ve que no son más que una especie de policía moral, guardianes de las esencias, y en última instancia perros de presa, y por lo tanto cómplices, de la democracia corrupta. Podemos compararlo con la Iglesia Católica, lobby conservador e n la mayoría de las democracias occidentales.

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